A menudo subestimamos el esfuerzo que conlleva fomentar y mantener cambios positivos. En publicaciones anteriores hablábamos acerca de crear hábitos sostenibles y planear a largo plazo como parte de la clave del éxito. El tema de hoy es complementario a estos y tiene un mensaje un poco duro, pero a menudo necesario: cambiar las cosas depende de ti.

Me explico: Existen muchos servicios, productos, aparatos y personas que constantemente ofrecen ayudar para ponerte en forma. Algunos te ayudarán con tu compromiso creando un ambiente de entrenamiento favorable, otros te parecerán fríos, impersonales y poco atractivos. Los primeros probablemente hagan que repitas, los segundos requerirán un poco más de esfuerzo. Aun así,  independientemente de cuál elijas, tu progreso dependerá en gran medida de ti. Sí, puedes elegir un servicio dinámico que ofrezca un mejor entrenamiento, pero, en última instancia, la realidad es que ni siquiera el mejor programa del mundo hará que cumplas si tú no estás determinado a hacerlo. Tener acceso al mejor servicio disponible no traerá resultados a no ser que hagas uso de él, del mismo modo que nadie va a conseguir que comas verduras si no quieres.

Los cambios positivos, como llevar una vida más saludable, requieren que te hagas cargo de tus pensamientos y acciones. Si bien esto puede parecer obvio, nuestra experiencia nos ha mostrado que a la gente a menudo le lleva un par de años interiorizarlo. De lo que la mayoría de las personas no se dan cuenta es de que, para realmente asumir esta responsabilidad, a menudo debes empezar por cambiar tu percepción de las cosas.

Por ejemplo, puede que te encuentres en ese momento en el que te hayas dado cuenta de que, como contribución para un mejor rendimiento en el gimnasio, debes empezar a comer más sano y dormir mejor. Si te planteas esta situación como algo que te limita y te frustra, te resultará muy difícil conservar tus nuevos hábitos, especialmente en días en que te encuentres cansado y solo quieras comer algo preparado al llegar a casa. Sin embargo, si eliges abordarlo como algo que haces de manera voluntaria y con determinación porque sabes que te aportará niveles de energía más regulados y te hará estar de mejor humor, además de hacer que saques mayor partido de tu rato en el gimnasio, te resultará mucho más llevadero y atractivo. Lo percibirás como un cambio positivo y esperanzador porque elegirás centrarte en sus beneficios y estarás más preparado para cambios a largo plazo. En lugar de sentirte limitado, te estarás preparando para sentirte más liberado y fortalecido.

El mismo concepto se aplica al ejercicio físico. Puedes elegir asociar actividad física con tortura, algo que tienes que forzarte a hacer, pero solo hará que cada vez que pienses en ejercicio se cree un conflicto interno. En su lugar, elige conectar con tu cuerpo, aceptar el desafío, disfrutar de la sensación de después de una buena sesión y no temer esforzarte al máximo. Quizás ahora te rías de esto, pero el ejercicio físico, realizado de la manera adecuada, acabará siendo tu actividad favorita del día e intentarás dedicarle más tiempo.

A las personas a menudo les lleva un par de años cruzar esa línea y darse cuenta de que cambiar algo depende de ellos mismos. Los cambios transformadores llegan solo tras asumir la responsabilidad de nuestra salud. Es en ese momento cuando de verdad comienzas a obtener resultados del servicio que has elegido para ponerte en forma. Mi deseo es que leer esto te inspire a modelar tu propia versión del “por qué quiero esto” y “qué significa esto para mí”, para así poner en marcha esos cambios.

No tengas miedo de vivir la vida de manera saludable. Hazlo por tus propias razones, con una mente despejada y un cuerpo sano. No trabajes en tu contra, sino en tu propio beneficio.

Sé lo suficientemente valiente para asumir el mando.

Ian